La cultura de la juventud eterna ha permeado a niveles insospechados. A la juventud le han añadido valores intangibles que no siempre corresponden con la realidad que un individuo pueda experimentar. Si eres joven entonces se supone que tienes más oportunidades en todo: en lo laboral, en lo social, en lo íntimo. Conozco mucha gente que tiene terror a envejecer. Si les aparece una arruga o un pliegue en la cara se inyectan diversos químicos para “eliminar” el paso del tiempo en sus rostros.
En la interpretación oriental del rostro tienen una frase mas o menos que dice. “desconfía de un adulto que no tenga arrugas”. Quizá dicen eso porque las arrugas representan la historia de la persona. Entonces, sin arrugas no hay historia que entender y comprender.
En mi experiencia interpretando rostros he dado consulta a personas mayores que tal vez por curiosidad o tal vez por querer mayor autoconocimiento, se han acercado para que les interprete el rostro. La mayoría de las veces han sido consultas profundas en que al hacer un repaso de dónde vienen, lo que ha sucedido en sus vidas, y como están actualmente tanto emocional como mentalmente, he podido darles herramientas para entender y hasta reconciliarse con momentos claves en su vida.
Gracias a mi padre y a algunos de sus amigos pude practicar el interpretar el rostro de los adultos mayores. Y eso ayudó a que los comprendiera, entendiera, y sobre todo, no los juzgara. He conversado con geriatras acerca de la importancia de enseñar esta técnica, sobre todo a los familiares y cuidadores de los adultos mayores, y me da ha dado gusto que algunos comienzan a aceptar esta técnica.
En mi experiencia, muchos de los adultos mayores al ver disminuida su movilidad, y la manera en que convivían con otras personas, van experimentando una llamada “muerte social”, en donde ya no interactúan con los que quieren, ni con sus contemporáneos que también están en condiciones similares. Y su convivencia se limita con algún familiar que los apoya asistiéndolos o en muchos casos, con enfermeras o cuidadores que los asisten. Pero, y ¿qué sucedería si a la gente que tiene más contacto con un adulto mayor se le capacita para darle herramientas para lograr un mayor entendimiento y comunicación con este sector creciente en la población mundial?
Si entendiéramos como piensa, como socializa y que tan emocional es un adulto mayor con solo interpretar su rostro, podríamos comunicarnos mejor con ellos, Hacer que sus años de vejez fueran dinámicos y no estáticos, que la vida que han tenido sirviera de ejemplo para las nuevas generaciones, de ayudarles a dejar su legado a los que deseen y a hacer de esta etapa un “gran final”.
Cuando conozco a un adulto mayor observo muchísimo sus ojos, la manera en que miran y sobre todo su ojo izquierdo, que es el que mayor información aporta. ¿Tiene ojos grandes? ¿pequeños conforme a todo su rostro? ¿Tiene muchas arrugas alrededor de los ojos? Desde mi perspectiva ¿sus ojos transmiten paz o tristeza?
Por solo mencionar algún ejemplo de lo que se puede observar e interpretar. Y al ver esa cara de asombro y agradecimiento que te proyectan cuando se sienten comprendidos y valorados, es maravilloso.
Como dice una frase que leí por ahí: “no te avergüences de envejecer, es un privilegio dado a muy pocos”. Y yo añadiría: “y que ese privilegio lo transformes en la mejor etapa de tu vida”.